La psicodelia terrenal de Los Nuevos Creyentes
Kristel Latecki
Lo primero que se escuchó de Los Nuevos Creyentes fue el feedback de una guitarra, seguido por un teclado Farfisa que transporta con la velocidad de la luz un pasado psicodélico. Pero una vez que entra con potencia el resto de la banda, el viaje regresa con la misma rapidez a Montevideo, al año 2015, al momento justo en que Los Nuevos Creyentes editaron su EP debut, y comenzó a sonar su primer tema: Hoy no encuentro a mi mente.
Con esa excelente canción, y las otras cuatro de igual calidad que componen su EP homónimo lograron el mejor debut de ese año. Se ganaron la atención del público, compartieron escenario con una extensa lista de bandas, como Buenos Muchachos, Oro, Vincent Vega y Hotel Paradise, además de tocar en el Peach and Convention y en la Fiesta de la Reconquista.
Los Nuevos Creyentes son Santiago Bogacz, Zelmar Borrás, Rodrigo Gils, Diego Prestes y Matías Singer, un quinteto de autoproclamados nerds de la música, que se colgaron con el sonido de bandas de garage y psicodélicas de fines de los 60. Que tienen la cancha de haber curtido escenarios montevideanos desde hace más de una década con las bandas Culpables, Vellocets y Luzmala, y la habilidad para hacer canciones fuertes y viajeras, pero con ganchos melódicos.
Esta semana, después de una espera ansiosa, editaron su primer disco, El sonido bendito de Los Nuevos Creyentes, un trabajo que amplía al anterior, mostrando el rango de posibilidades sonoras que el grupo tiene para ofrecer, y no escatima en canciones que son piñas de fuzz en la cara, temas pegadizos y bailables, y otros momentos más introspectivos y hasta emotivos.
La banda se formó luego de la disolución de Luzmala, donde Matías, Zelmar y Rodrigo tocaban. “Con ellos teníamos algunos gustos más similares que con los otros. Por ahí somos más freak o más nerd, somos más de revolver y eso”, cuenta Matías. “Fue una cosa de ‘che vamos a juntarnos a hacer unos temas con algún batero de esos que nos gusta a nosotros’. Empezamos a hacer covers de la música que escuchamos, más rara, no tipo Satisfaction de los Rolling”.
Así, su repertorio se formó con bandas como The Scientists, The Seeds, Five Americans, y fundamentalmente el compilado Nuggets: Original Artyfacts from the First Psychedelic Era, que terminó ubicándolos sonoramente. “Más allá de que los temas fueran de otros, empezamos a encontrar una unión estética en la decisión sonora”, explica Rodrigo, el bajista. “Creo que en este disco tenemos más junado a nuestro sonido. De primera no encontrás cómo querés sonar, sino que vas descubriendo. Por lo menos a nivel personal, el sonido que salía de mi instrumento no lo tenía bien calado”. Así, investigando, se metieron en el mundo de los pedales y una búsqueda de equipos en la que, al tratarse de una banda independiente de Montevideo, terminaron comprando lo que había.
“A fin de cuentas uno tiene una idea de lo que quiere llegar y en general no terminás llegando a eso”, dice Matías. “A mí de hecho me pasa que escucho el disco y pienso ‘pah, es re pesado’. Viene de esa imagen que uno se hace, pero después llegás a otra cosa que en realidad es mejor. Sería un embole sonar igual que tu referencia. Menos mal que se impregna una cosa de uno”.
Cuando decidieron que lo suyo ya era una banda de verdad que necesitaba composiciones propias aquella canción, Hoy no encuentro a mi mente, fue la que marcó definitivamente el camino a seguir. La segunda fue la instrumental A través del humo. En ellas, según dice Rodrigo, “te das cuenta dónde es que la banda rinde más y dónde se siente más cómodo”. Esa veta instrumental viene como herencia de Nuggets y también, es el lugar que encontraron para hacer lucir cada instrumento y disfrutar de la música de una manera más introspectiva.
En ese sentido, su costado más psicodélico se encuentra en esos temas. Pero no es una psicodelia de confundir colores y sonidos, sino de viajes más personales y terrenales. “La psicodelia que podemos llegar a tener es mucho más amarrada”, dice Rodrigo, “Lo que me gusta de la banda es que todas esas cosas las usamos en función de la canción, no el pire por el pire”. “Incluso lo que es más psicodélico parte de una melodía”, apunta Santiago. “Tenés una melodía y le agregás más delay ponele. Te lo psicodeliza pero la semilla es algo melódico”.
Eso es algo que en El sonido bendito… está aún más claro. Esos amarres que mantienen los pies en la Tierra y hacen que su psicodelia sea algo particular, pueden ser sus letras, un estribillo pegadizo, un riff que invita al baile o el agite. “Hay algo en la psicodelia de investigación, de buscar tu sonido, buscar un mundo propio”, afirma Matías. “Eso de tirarte en un paracaídas adentro tuyo y tocar la música con los ojos cerrados. También me parece que en la música hay una cosa misteriosa, sanadora y reconfortante donde podés viajar. La psicodelia si se quiere, te invita de entrada a tener que entregarte más y perderte un poco en la música. Lo que es un embole es cuando la música se transforma en algo re predecible”.
En la misma variedad de su disco, y en algunas sorpresas que se encuentran en la segunda mitad, los Creyentes lograron equilibrar sus momentos más lisérgicos con las canciones de estribillos más poperos. Y entre temas más rockeros y heredados del EP como Cuento de terror o Licencia para resucitar, como primer tema de difusión eligieron el más diferente: Espectro.
“Esa era la idea”, afirma Santiago. “Íbamos a salir con Cuento de terror y llegó un momento que se dijo que era lo típico, era lo que podía esperarse. Y Espectro era un tema que todos sentíamos que estaba re bien armado”. “Me gusta que despiste un poco”, agrega Matías. “La letra habla de los mundos invisibles o cosas así. Era misteriosa desde ese lado, porque habla de algo etéreo, de esa sensación de que existen otras cosas que capaz que no consideramos, que no se ven o no se perciben. Ese tema me gusta pila. De todas las letras esa y En la nave que son las más introspectivas. Para mí esta banda es re autoayuda”, sentencia el vocalista.
Otra buena sorpresa es Cazador, la balada de ritmo espeso que cierra el disco y que bromeando Matías considera su letra un poco “patriarcal” de más. “Fue un tema que costó. Pensábamos que nunca iba a salir porque es mas balada, nosotros veníamos haciendo temas más rock, y estuvo meses y meses hasta que le encontramos”, cuenta Santiago. "Con Cazador sentí que llegamos a algo, porque se logro algo que no estaba antes”.
El sonido bendito de Los Nuevos Creyentes, como su nombre indica, bendice a los oídos con un excelente y diverso material, que lo estarán presentando el sábado 29 junto a Las Cobras, otra banda colega y psicodélica. Esta será una oportunidad ideal para conocer estas canciones en formato más atento y menos agitador.