Cacciatore y el trabajo de unificar reflexión y baile
Kristel Latecki
En 2005 Fabricio Cacciatore comenzó un proyecto musical bajo el nombre Vittorio Cacciatore. En el medio del boom del britpop, el rock uruguayo y un under que emergía de diferentes rincones de Montevideo y hacia diferentes direcciones, Fabricio se hizo su lugar a fuerza de sintetizadores y canciones pop.
Tres años después decidió irse a Barcelona y darle otro entorno a sus canciones. Estando allí elaboró shows conceptuales combinando música con visuales y coreografías junto a bailarines. Y un día decidió que Montevideo merecía otra chance y se volvió. Se reunió con Verónica Ramos, artista con la que había comenzado inicialmente a hacer canciones y vivía en Buenos Aires, y bajo le nombre Cacciatore editaron un nuevo disco, Unificar (2016).
Se trata de un trabajo conceptual, que no solo sigue una misma historia sonora, sino que las letras buscan una conexión emotiva con su escucha a través de la reflexión, la búsqueda de sí mismo y la utilización del español en lugar del inglés. Todas continúan esa equilibrada herencia de temas bailables con un peso poético, y que puede referenciar tanto a Gustavo Cerati como a Röyksopp.
Unificar sonará en vivo este sábado 5 en Solitario Juan. Cacciatore estará acompañado del dúo electrónico Corvis y DJ Ino haciendo la previa.
Desde que dejaste Montevideo y te radicaste en Barcelona hasta ahora, cambió un poco el ambiente musical acá. En aquel momento había alguna que otra propuesta de synth pop con las cuales formaban cierto movimiento conjunto. ¿Cómo viste todo a la vuelta?
Bueno, la vuelta a tocar en Montevideo me hizo entender que me había ido y que en ese tiempo acá pasaron cosas, bandas que se separaron, bandas nuevas, nuevas propuestas. Uno imagina que quienes estaban en el pasado frente al escenario estarían ahí, pero la verdad que el público cambió, gente nueva, otros que no están. Bandas como Closet que nos acompañaban en ese momento ya se habían separado, y Santé Les Amis, que en aquel momento empezaba, ya había avanzado muchísimo en su camino. Ahora es volver a empezar, cuesta más y es un poco el precio por irte, pero también te libera de ataduras de lo que fue.
¿Cómo nace este disco? ¿Cuál fue el concepto que decidiste seguir para crear un disco cohesivo?
Las primera canciones de Unificar nacieron en Barcelona, Sed y Mínimo, sin saber que serían parte de un disco. Luego nacieron, en el período de mi regreso, Sol, Unificar y otras más. Me junté con Vero y decidimos ponernos a armar un disco, nos fuimos a Piria y nacieron Era y Fuente. Con esto quiero decir que no fue un concepto que disparó las canciones, sino que ellas solas se fueron enlazando y generando un concepto en si mismo. Claramente ya con la idea y concepto del disco las nuevas canciones y su conjunción tomaron su dirección en las letras y el sonido que íbamos trabajando junto a Daniel Anselmi. Como piezas separadas se fueron uniendo y unificando la obra.
Contame sobre las ilustraciones que hiciste para cada canción.
Sentía que el arte del disco debía ser orgánico, la fusión de lo sintético con algo ancestral, instintivo, de los primeros hombres. Que aunque la música sonara moderna y sofisticada. las palabras fueran primitivas como el calor, visionarias marcando el rumbo. El trabajo del arte fue la pincelada espontánea, el movimiento, la mancha, no pensar, dejar que se dibuje solo. Al tener las ilustraciones, cada una de ellas eligió la canción. Y la tapa, aunque di algunas vueltas, supe del primer momento que era esa, daba miedo tan despojada y simple, pero lo dice todo: un salto al vacío ilumina la conciencia de estar unidos al todo.
¿Cómo surgió la decisión de cantar ahora en español? ¿Cómo cambió tu manera de escribir y expresar?
Cambió muchísimo, el inglés siempre fue más estético y lo primero que me salía por ser el idioma de la gran mayoría de música que escuchaba. Aunque las letras tenían su poesía y me gustaban mucho, no es mi lengua madre y al cantarlas la gente no conectaba tanto con lo que estás diciendo sino con la sonoridad. En España empecé las primeras canciones en español que vieron la luz, y la verdad que me sentí cómodo desde el principio, no me costaba y lo sentía más transparente, sincero, con un manejo más amplio y una comunicación más directa. Vi claramente la diferencia cuando empezamos a tocar hace un par de años, y eran todas canciones en inglés del primer disco y solo una nueva, Éxodo su héroe (canción que produje junto a Nico Demczylo de Santé Les Amis en 2015), y en el momento de cantarla sentías que la gente conectaba más, prestaba más atención, la sentía más cercana. No fue una decisión estratégica ni nada, naturalmente me salió empezar con el español, y me encanta que así sea.
En el comunicado de prensa dice que se utilizaron muchos sintetizadores, ¿hubo una búsqueda del sonido en ese sentido?
Si, teníamos ganas de dejar la guitarra por un rato y jugarnos a hacer un disco solo con sintes, así que fuimos directo al palacio de los sintes, (risas). Daniel Anselmi maneja ampliamente este campo así que empezamos a experimentar buscando un sonido propio entre lo digital y lo analógico que unificara la obra. No habían referencias directas de lo que buscábamos así que fue un trabajo intenso encontrar lo que las canciones pedían.
Unificar es el tema que además de darle nombre al disco, ubica también en las ideas globales del álbum. ¿Podés contar cómo nació esa canción?
Fue en el 2013, una noche en mi cuarto, empezó como un mantra, con capas de voces y ese sinte gomoso que me hacía vibrar y transportarme adentro. Viajé por un buen rato en esas melodías, solo el estribo y parte C nacieron ahí, las estrofas vinieron luego. La letra, como la mayoría, se fue armando sola, las palabras salen y toman su camino como también la música. Ese momento inicial, precioso, dejar todo control de lado y permitir que la canción se manifieste sola. Uno es solo un intérprete puente. Con sinceridad y desapego los elementos se van unificando, las obra cobra vida propia.