Cuarteto de Nos pone ahora el espejo en su público

Cuarteto de Nos

Kristel Latecki

Para el disco Habla tu espejo Roberto Musso intentó algo nuevo: dejar sus propias experiencias de vida en sus intrincadas letras y ver qué pasaba. El resultado fueron canciones que hablaron de la paternidad y del Alzheimer, y que conectaron de maneras diferentes con un creciente público repartido por la región.

Pero para su decimoquinto trabajo la banda decidió comenzar un nuevo ciclo, creando un disco temático, donde cada canción revelara situaciones o fallas del carácter de cada uno de nosotros en forma de personajes, y donde la música se adaptara y diera el contexto adecuado para contar la historia.

Con Apocalipsis zombie, Cuarteto de Nos ya ha comenzado una gira que los traerá a Teatro de Verano este sábado, y quedan unas pocas entradas a la venta en Tickantel a $660 y $860.

Antes del show Roberto Musso cuenta sobre el proceso de encontrar esos diferentes personajes y el trabajo junto al productor argentino Cachorro López.


En Habla tu espejo tu yo estaba muy adelante, muy presente. ¿Te sentiste muy expuesto en ese sentido?
No, la verdad me pareció que llegué a un límite en ese tipo de canciones. No por lo expuesto, porque me gustó y creo que las canciones más border como No llora o 21 de setiembre y Roberto, funcionaron súper bien en el show. Le dieron una dimensión distinta, desconocida para nosotros y que generan una cosa increíble. La energía no baja pero se transforma en otra cosa diferente. Me dio la impresión que había llegado un poco a ese límite. Antes de ponerme a componer para un disco pienso mucho en qué tipo de canción falta para darle un camino diferente al repertorio y no repetir. Entonces, quise buscar por otro lado. Nos posicionamos líricamente por otro lado y creo que rítmicamente también.

En esas canciones vos dejaste mucho de vos y la gente te dio mucho feedback, se emociona muchísimo. Eran las cosas que no tenía su música.
Sí, aparte No llora trascendió a lo artístico. No te miento, dos o tres veces al día me para gente y me cuenta su propia experiencia. Me cuentan de quinceañeras que entran con esa canción.

Para hacer llorar a todos los parientes.
Y bueno, cuando ponen el video emotivo con No llora mejora todo (risas). Y la verdad, cuanto más la cantás la vas asimilando más. Antes me emocionaba yo cantándola. Por eso, ese lado ya estaba cubierto. Entonces quise sacar un poco eso. Y diseminar el yo en distintos personajes salió en la marcha, nunca fue premeditado. Me acuerdo que hice primero La bestia. Me pareció interesante, ¿quién no tiene un pedazo de bestia que pueda empatizar? Se me ocurrió buscar qué otro personaje podía haber. Está el hombre invisible, cuando queremos desaparecer pero para que nos busquen. 

¿Pasaste el foco a la condición humana si se quiere? ¿A esas pequeñas fallas que tenemos?
Exactamente. Y capaz que cantados desde un punto de vista social, no tan personal. Lo del zombie por ejemplo, que los personajes nos retraten como persona pero también como reflejo de la sociedad.

Habla tu espejo también tenía de eso.
Sí, pero Habla tu espejo me hablaba a mí. 

Pusiste el espejo en la gente.
Sí, y que se hagan cargo (risas).

La primera canción fue entonces La bestia. ¿Cómo fueron saliendo las metáforas o referencias para poder describir todas estas cosas?
Hice la bestia, el invisible y el innombrable, y en esa búsqueda salió el zombie. Yo no soy fan del género ni nada, pero me interesó y me puse a investigar el por qué de la fascinación con el fenómeno zombie y me sorprendí la cantidad de literatura sobre psicología y sociología. Me fui de vacaciones y me llevé tres libros para leer. Me encanto el paralelismo con la sociedad actual. Vi muchas entrevistas a George Romero, el creador de las películas de zombies. Él decía que en cada década iba viendo cómo el miedo de la sociedad hacia lo desconocido iba cambiando. En los 60 en las luchas raciales de Estados Unidos el zombie representaba el temor a lo diferente, a la otredad. Después fue mutando al hiperconsumo, y desde esa época hasta ahora el zombie es el miedo a uno mismo. En una época narcisista no tenemos el terror a lo desconocido sino verte a vos en descomposición y ser miembro de una masa informe sin ideología ni discurso.

¿Siempre sos de investigar sobre lo que no conocés para hacer canciones?
Sí, lo que no sé sí. En 21 de setiembre no tuve que investigar nada. Siempre digo, no puede haber escrito una canción así alguien que no lo viva de cerca. No llora lo mismo, si no hubiese sido padre no la pudiese haber escrito. Buen día Benito también, todos los del Cuarteto sufrimos de bullying, sé de lo que hablo (risas). En cuestiones como ésta que no se tanto sí, para no sanatear. Me importa entender el tema de lo que hablo.

¿Cómo eligieron a Cachorro López para que produjera el disco?
Fue una charla que tuvimos con Juan Campodónico. Yo ya estaba haciendo las canciones y aquel andaba complicadísimo con el disco de Campo y el de Bajofondo, así que recién podía hacerlo este año. Y pensamos que capaz que estaría bueno cambiar de productor. Ya son 10 años juntos, 5 discos, ya nos conocemos los vicios. Él es un Cuarteto más en realidad. Capaz que estaba bueno tener una visión por fuera de la banda sin todos los vicios del grupo humano. 

¿Había mucha simbiosis con Juan?
Sí claro. Yo aprendí un montón con Juan en cuanto a la composición. Yo ya sabía qué partes le iban a gustar más a Juan que otras. Cuando paso eso hicimos un click y pensamos con quién podríamos trabajar, porque es una cuestión complicada. Y Cachorro está en Buenos Aires, está cerca, tiene una trayectoria intachable y es un loco multigénero, que nos viene muy bien también a nosotros. Aparte de su impronta rockera hizo discos de Julieta Venegas, hizo Color esperanza de Diego Torres. Y todo hace bien.

¿Qué cambió en el trabajo?
Nos fuimos un mes y medio a trabajar con él. Es muy practico el loco. Las cosas que le gustaba de los demos las dejamos. Incluso un sample de un grito que le copaba quedaba ahí. Otra cosa interesante y distinta de Juan fue que quiso que grabara las voces primero que nada. Generalmente se graban al final, y el pobre Alvin siempre escucha una voz de mierda, un click y tiene que tocar arriba. Entonces estaba fascinado porque cuando le tocó tocar estaban todas las voces afinadas todos los coros. Tocaba gozado.

¿Sentís que eso haya cambiado algo a nivel interpretativo o fue una cuestión más de orden?
Me pasaron dos cosas. En Habla tu espejo empecé a tomar clases de canto, que nunca lo había hecho. Porque me estaba pasando que en las giras me quedaba mal después de muchos shows seguidos, y había canciones que eran más melódicas que me exigían. Ahí empecé con un coach y seguí dos años. Ahora hay estribillos que parecen ejercicios de canto, que antes capaz que no me salían hacerlos porque no podía. Me parece que ahí arriesgué un poco en la parte interpretativa sí. Y Cachorro le pone muchísimo foco en la voz. Está ecualizado distinto, a Juan le gusta la voz en el medio, más comprimida y en este la voz está más envolvente. Esa es mi impresión, están buenas las dos cosas. 
Y creo que para estas canciones que son mucho más pop, la producción de Cachorro vino muy bien.

Es un disco que si bien tiene diferentes temas tienen también diferentes ritmos y géneros, ¿eso también fue una manera de crear su propio mundo sonoro para cada personaje?
Sí, lo busqué en la composición también. Una canción como Gaucho power no teníamos. Podría haber ido por el lado más folclórico y medio pericón y me interesó hacerla más bailable, le aportaba mucho más y ya con el nombre pegaba. 
Después en Hola karma también. Había ido a India hace unos años y siempre que iba a cenar o almorzar había un trío tocando, y pensaba que algún día me gustaría incluir un sitar. Y me tiré a hacer la canción con muchísimas dudas, capaz que quedaba medio cliché, medio espantoso. Y quedo bien, a todos les gustó.

¿Y llegar al reggaetón de Apocalipsis zombie como fue? ¿Sentís que la gente te haya criticado o que no se haya entendido el chiste?
Bueno, estamos en el momento de la extinción de la ironía, se está yendo. Me gustaba que hablando del zombie el ritmo que tuviera fuera un ritmo viral. Esa fue una decisión artística. Ahí para mí estaba el chiste o lo que cerraba con todo: que también el ritmo fuera la ironía de la zombificacion del ser humano.