Enlaces: una hermandad cancionera

Juntar a un montón de artistas de diferentes generaciones y géneros, distintas carreras y agendas parece a priori una tarea titánica, sin embargo, el grupo de músicos que conformó Enlaces, y que subió y bajó del escenario de la Sala Hugo Balzo ayer, hicieron que todo pareciera absolutamente natural y por extremo fácil. 

En entrevistas previas sus ideólogos, Juan Casanova y Sebastián Teysera, hablaron de encontrar un terreno común entre tanta gente, y este es construido por canciones. Esas que todos saben, que los emocionan, que los inspiran y empujan a escribir y a componer mejor. Pero también, y tal vez más importante, el pegamento que une todo es a la amistad y la camaradería. Fueron entonces esos dos elementos los que hicieron que este espectáculo no fuera un rejunte al estilo We Are The World, sino una verdadera reunión de talentos y sensibilidades, que dejó la sensación de haberse metido en el medio de una juntada musical, donde se intercambian guitarras y micrófonos, donde se sugieren canciones inesperadas y se celebra la música de amigos que ya se fueron.

De esta forma, en su primera presentación (la de hoy y mañana ya tienen entradas agotadas) Enlaces realizó su recorrido por su historia de la canción, comenzando con Tres Minutos de La Vela Puerca a dúo por Casanova -vistiendo una remera de Legião Urbana que linkea a aquel show homenaje que realizaron varios artistas en 2008- y Teysera. Le siguió una de las tres composiciones originales que creó el grupo: El ciego y yo, cantada por la voz de Traidores junto a la banda, cuya base se compuso por Pepe Canedo en batería y Patricia Ligia en bajo, y que de acuerdo al tema fueron acompañados por Luciano Supervielle en piano y las guitarras de Marcelo Fernández, Matías Rada y Guzmán Mendaro.

Pasaron así Franny Glass, que interpretó A dónde van los pájaros, tema que compuso junto a Supervielle, y dos de sus canciones: El amor anda suelto y El campo en la ciudad. Pedro Dalton hizo lo suyo junto a Lucía Torrón cantando Sangre de Arachania y Mi rincón. Más tarde interpretó la electrificante Cecilia y otra de las canciones inéditas, El Olimpo, que fue compuesta por Teysera y combinó la clásica instrumentalización de su banda (con la trompeta de Alejandro Piccone) y la voz única de Pedro. El resultado no dejó de ser extraño pero interesante.

Mica Sapín le puso rock con su voz por momentos áspera a Mejor me voy de Eduardo Mateo y Malísimo de Rubén Rada, pero consiguió lucirse mejor gracias a la potencia de El capitán de Vinilo. Por su parte, Lucía Torrón y Matías Rada fueron los jugadores sorpresa con un medley de Punto Muerto de Fernando Cabrera y Cable Pelado de El Peyote Asesino. El guitarrista, además de lucirse en su rol, mostró su costado rapero en este tema y en Miles de pasajeros. Y el invitado no anunciado de la noche fue Mandrake Wolf, que homenajeó a Bufón con La octava de Octavio y a Gustavo Pena con su tema De desesperados.

Casanova volvió a homenajear a Legião Urbana con su versión de Indios, y dejó la mejor de las tres canciones inéditas que ofreció el grupo: Mientras todos duermen, un tema obra de Casanova y Supervielle movilizado por un piano tanguero.

Teysera volvió al escenario recién hacia el final y con interpretaciones de peso: Nocturno de Jaime Roos, Lucha de gigantes de Nacha Pop y una elección que según confesó, no hubiese tenido otro lugar más que un fogón: Coplita de Amor de Chango Rodríguez.

Allí Mendaro le cedió a Teysera la guitarra para finalizar con un potente José Sabía, donde el cantante se rompió la voz y el público arengó cada verso. Pero ni siquiera ese momento más emocionante se volcó hacia el coro masivo de We Are The World, sino que cada uno de los músicos se mantuvo atrás, apoyando con palmas al amigo que estaba dejando todo y permitiendo que la canción por sí sola dejara al público de pie.