Mansalva: Música para transformar
Kristel Latecki
El primer disco de Mansalva es más bien una experiencia. Propia y visceral. No será la misma para todxs. Es una escucha caleidoscópica, porque cambia de acuerdo al momento, la sensibilidad y los procesos personales. Si se fija en la poesía de la letra o se deja llevar por la música, o si en su combinación destraba cerrojos, abre portales. Y si se tiene el placer de verlas en vivo, también dependerá de la misma emoción de las músicas y de las canciones, que probablemente transformadas adquirirán otras formas, colores y sentidos.
Sofía Alves Maya, Eva Luna Avoletta, Mikaela Echeverría y María Eugenia Guerrero trabajan sus composiciones desde la improvisación y la experimentación. Como piezas de un puzzle de infinitas soluciones, se armaron y desarmaron, intercambiaron instrumentos, y unieron sus plumas y sus voces para crear algo que no entra en géneros ni categorías. Si hay algo que lo atraviesa es el feminismo, y la necesidad de expresar a través de la música.
Al disco Mansalva lo definen como la foto de un momento, la captura de un proceso de seis años. Lo trabajaron entre amigxs (muchxs aparecen en grabaciones que se intercalan a los tracks con reflexiones y anécdotas) y lo produjeron junto a Jazmín Domínguez, que no solo tocó en un principio con Mikaela y Eugenia, sino que también es la voz principal en Selva, el primer tema de ese trío compuesto sobre un poema anónimo que encontró en su casa.
En conversación con la banda, las músicas cuentan sobre cómo viven las canciones, cómo equilibraron sus emociones e intensidades en el álbum y lo importante que es el encuentro en vivo para lograr transformar y transformarse.
Su música se construye a través de la experimentación, pero ¿cómo nace una canción?
Eva: No hay una sola receta ni a palos.
Sofía: Nace a partir de una idea o motivo que trae alguna de nosotras. A veces es una melodía –como por ejemplo con Carbón–, algún texto o algunos acordes, y después cambian y se modifican. Ahí empieza el "qué pasa si acá dejamos un espacio y metemos una percusión o toco el triángulo".
Eva: Creo que pasa al no haber roles tan establecidos últimamente (capaz que al principio sí), no hay una sola persona que escriba, o no es una persona que haga las melodías. También fue un proceso, al principio eran cosas de Euge y Mika que nosotras amoldamos al grupo, le pusimos percu, guitarritas y cosas. Pero después Sofi empezó a componer y se fue a la mierda, y hasta yo empecé a componer que nunca había hecho una canción.
Y cuando todo esto se empieza a sumar y a transformar, ¿cuándo detienen el proceso? Porque puede ser un trabajo infinito.
Mikaela: Nunca (Risas). O sea ahora, si tenemos un toque será esto. Para el disco, fue esto otro. Todas las canciones las hemos hecho de 150 mil maneras distintas. Y seguimos encontrándole la vueltita. Creo que ninguna canción la hacemos como al principio.
Sofía: Yo creo que se definen o se redefinen al momento de mostrarlo. Cuando salen para afuera del capullo ahí toman una forma más definida.
Y a la hora de grabar el disco ¿cómo decidieron quedarse con esas versiones? ¿Por qué esas?
Eva: Porque también planeamos grabarlo un poco desde ahí. Nos fuimos a un lugar todas juntas, nos tomamos una semana entera para vivir con los amigos que nos grabaron y nos cocinaron, y con la amiga que nos produjo. Y lo que iba a quedar era lo que tocamos ahí en este contexto con esta gente, con la que pasamos precioso. Por más que capaz hoy las escuchamos y podríamos tocarlas diferentes, es lo que está ahí. La versión que salió ahí es inigualable.
Sofía: También, la semana anterior a la grabación nos fuimos con los amigues que están adentro del disco. De hecho lo que aparece en el disco son grabaciones de fin de año de esos días. Tengo un recuerdo de esos días, de querer hacer un montón de cosas ...
Mikaela: Pero pensando “¿qué puedo hacer?''.
Eva: Claro. Tuvimos que acotarnos al sonido que queríamos. No lo podíamos controlar mucho. Hay canciones que hicimos una versión y es la que quedó, pero hubo capaz que tres versiones de un tema y después escuchándolo elegimos una. Fue como re vivencial. Era lo que queríamos.
Es entonces una foto de ese momento.
Eugenia: Sí, sin duda.
Mikaela: También quiere ser una foto de todo el proceso de Mansalva. La idea de grabar el disco era hacer un registro de lo que venimos gestando hace seis años y es eso. El movimiento de las canciones también.
Hablando de las letras, ¿hay mucha influencia de la poesía?
Eva: ¿Qué es la poesía? (Risas).
Eugenia: Sí, hay sí.
Sofía: Hacemos una canción con letra de Idea Vilariño. Pero también fue un compartir los intereses de cada una. Ir a muchos toques, ir a lecturas, prestarnos libros, leer juntas y leer cosas de nosotras mismas. Seguro son las personas de las que más les he leído.
Mikaela: También es el espacio de intimidad, abrirnos los cuadernos.
Si bien no siento que las letras están contando algo híper directo o autobiográfico, siento que la palabra “intimidad” es la clave. Y en combinación con la música, no quiero decir que las conozco sin que las conociera porque es fuerte, pero entiendo de donde vienen. Son muy empáticas las canciones.
Eva: Creo que todas un poco elegimos las canciones pensando capaz que en lo que ha tocado Mansalva en estos años y lo que nos representa, también todo tiene un mensaje. Capaz que nos salió sin querer, pero hoy en día escucho el disco y pienso que estuvimos bien en elegir estos temas y hacerlos como los hicimos. Poner los audios que pusimos. En un momento parecía todo aleatorio o que el disco nos llevaba a nosotras, pero después lo entendimos.
El tema de los audios, en la primera escucha te suenan raros, pero en las sucesivas crea un hilo conductor y también ese sentimiento de intimidad, que se da al meterte en esas conversaciones. ¿Por qué decidieron incluir esas grabaciones?
Eugenia: Queríamos que en un principio aparecieran nuestros amigues, que son lo que han sostenido bastante a Mansalva. Y la realidad era que no los íbamos a poner a cantar. Por más que en un momento se canta.
Eva: Creo que es distinta la decisión de invitar a amigas a cantar, a invitar a esto. Son distintos ámbitos de Mansalva y queríamos que estuviesen todos.
Sofía: Para nosotras el momento más alto de intensidad es Manifiesto, que es súper intenso y yo cada vez que lo escucho me deja en un estados de tensión, todo confuso, de temblar y vibrar y llorar todo junto. Y enseguida después de eso aparecen las voces de nuestros amigues. Me di cuenta del sentido que tenía. Ya lo habíamos decidido que estuviese ahí en ese lugar, pero después me di cuenta de lo que pusimos ahí.
Eva: También es un regalo para ellos y ellas. Sobre todo a ellas, que cuando lo escuchan lo entienden más que el resto del mundo.
Pasando a las canciones, Curadespanto es también de los momentos más intensos. Y comienza con un audio, que por lo menos a mí me interpeló muchísimo.
Eugenia: Es mi prima Belén.
Micaela: Belén es así, te deja así todo el día.
Eva: Eso fue parte de una gran charla que tuvimos con ella de una hora y pico, en la que hablamos de un montón de cosas. Sabíamos que era en ese tema que ella tenía que estar diciéndonos esas cosas. No sabíamos exactamente qué, pero un poco fue el destino (Risas). Esa charla fue tan amplia que la podríamos tener hablando todo el disco.
¿Por qué esa canción les pedía el comentario de Belén?
Eva: Es una canción difícil, desde el lugar que salió.
Sofía: Se re transformó y re cambió el significado. El final, más que nada, la parte de “¿Dónde están mis muertas?”, como que tiñó todo.
Mikaela: En los toques en vivo varias veces les pedíamos a personas del público que cantaran con nosotras "¿Dónde están mis muertas?". En el en vivo nos sentíamos muy bien nosotras y queríamos de alguna manera ver qué hacer con eso, poder transmitirlo. Y me acuerdo de esas veces que pedimos la participación, porque precisaba más gente. Es tan pesado que precisaba...
Sofía: Más contención.
Eva: Y que vaya más hondo todavía.
¿Cómo es para ustedes interpretar el tema?
Sofía: Dificil.
Eugenia: Yo la pasé mal hasta que la grabamos en el disco. Era un tema que odiaba con toda mi alma y a la vez lo re quería.
Mikaela: Es re truculento, como que duele. Dan ganas de vomitar.
Sofía: Ahí canto solo en la parte final y siento que cada vez me salía la voz más grave del mundo y de ultratumba. Tenía que salir de ese lugar.
Eugenia: Para mí fue el último tema que decidí qué hacer en el disco. Hasta ese momento o tocaba el teclado, o el bajo, la guitarra, el corno… no sabía qué hacer, cuál era mi lugar en ese tema, además del enojo. Y cuando ensayamos la semana antes de grabar, ahí dije ta, me voy a amigar con él.
¿En su proceso de composición las canciones pasan por un proceso similar de tratar de sacar algo de adentro que es necesario que salga?
Sofía: Creo que sí.
Eugenia: Yo creo que en todas.
Eva: Creo que no conocemos otra forma de hacer canciones todavía. Pero nos encanta eso (Risas).
Eugenia: Es la parte más divertida de Mansalva.
Mikaela: Es música para transformar algo que nos pasa adentro. Y poder hacerlo colectivo eso. No sé, es un delirio. Es hermoso.
Sofía: Es parte de abrirse los cuadernos, mostrar lo que sea que quisiéramos que tuviera forma de canción. O no, simplemente por el hecho de compartirlo y que otras personas lo reciban.
Eugenia: Como si una cosa se transformara acompañada. Lo vomitás, te acompañamos, hacemos un tema, gozamos (Risas). Algo así, ¿no?
En la bio de la banda hay un párrafo que me pareció interesante y viene a colación: “Creemos y apostamos a la transformación social a partir de la creación de nuevas sensibilidades, que abran paso a los encuentros reales, conscientes y honestos entre personas. Es ahí que las instancias de presentación son fundamentales”.
El tema de transformar a partir de la música en vivo es parte de lo que venían diciendo. Y que además tiene sentido en el momento que las canciones se transforman y nunca son iguales. ¿Es un acontecimiento o una experiencia ver a Mansalva? Dependerá mucho también de cómo la agarre a una, o cómo estén ustedes.
Sofía: Todo eso. En un momento nos dimos cuenta, después de un toque en un teatro que fue muy feo. Tocamos re incomodas, había un millón de instrumentos de la banda que tocaba después, pasamos mal. Estábamos lejos entre nosotras y la gente, no la veíamos. Ahí nos dimos cuenta que nosotras si no estamos cerca de la gente no funciona.
Eva: No somos para tocar en un teatro.
Mikaela: No es la música sola, es el contacto.
Sofía: Y de ahí también era el viaje de grabar un disco que no tenía eso de presencial y visual, de la sensación en el cuerpo.
Eva: Claro, y cómo traducir eso al sonido. También igual tuvo pila de lo visual con la tapa, y por cómo lo fuimos llevando y la gente con la que trabajamos.
Eugenia: Pero en ese sentido está bueno lo que dijiste antes, como que nos conocías sin conocernos. Me parece que en los toques siento que podés conocernos sin conocernos, y poder traducir eso al disco que era a lo que le teníamos más miedo.
Entre lxs amigxs que participaron en el disco está Animales de Poder, con quien son bandas hermanas (literalmente porque Eva es hermana de Eloísa), y ustedes también participaron en el suyo. ¿Cómo es el vínculo entre ustedes?
Eugenia: Nos amamos.
Sofía: Siento que son nuestras hermanas mayores.
Eva: Lo son para mí, pero además de Elo, Julia y Agus también.
Mikaela: Nos acompañamos zarpado. Tenemos siempre que hacer un toque por año juntas. Tenemos cosas parecidas.
Sofía: Re entendemos nuestras sensibilidades. Las sentimos re cercanas. Una de las primeras cosas preciosas que nos han dicho las Animales de Poder, es que cada vez que tocan esperan que lleguemos todas. Y cuando se completa el cuadro pueden tocar. Eso es muy lindo.
Quería hablar del tema Carbón porque es un tema bellísimo, es vocal y justamente cuenta con su presencia. ¿Cómo hicieron los arreglos de las voces? Me suena un poco murguera ¿puede ser?
Sofía: Sí (Risas).
Eugenia: Yo no participé en eso... porque era un poco de murga.
Eva: Sí. A la Euge no le gusta la murga.
Sofía: Fueron re intuitivas las voces. Hubo un par de veces que nos pusimos a pensarlas y ahí estábamos rato jugando. Nos dividimos en cuatro grupitos. Y en un principio queríamos que tuviera percusión, pero era muy difícil coordinar todas las voces.
Eva: Y también no queríamos poner una voz y arriba otra. Queríamos grabar todas juntas.
Mikaela: Y fue así como nació esa canción. Está bueno que así como van cambiando las canciones, también hay cosas que hay cosas que se quedan y está bueno.
Sofía: La forma de la canción y las palabras… siempre fue grosa porque van directo a la memoria. Y en la repetición y al hacerlo juntas se vuelve mantra colectivo. Creo personalmente que de por sí la canción tiene pila de espacio. De repente hay dos voces, de repente hay un montón y después aparece un tambor a lo lejos, o un perro. Es una espacialidad que da tremendo respiro.
También, es un disco para escuchar con auriculares. Hay voces que son casi susurros, hay sonido ambiente, un montón de cositas que capaz que se pierden. En ese sentido Libélula es un ejemplo, porque tiene muchos detalles, como voces y vidrios rompiéndose. ¿Por qué decidieron agregarle todo eso?
Mikaela: La letra se repite tres veces, entonces queríamos que fueran distintas. Esas formas de hacerlas distintas han ido variando. Y para el disco era agregarle cosas.
Lo de los vidrios me sale decir que hubo muchas cosas que tenemos ganas de hacer y nos sacamos las ganas en Mansalva. Romper vidrios, romper cosas, siempre es algo que es totalmente hermoso y nos sacamos las ganas al grabar para el disco.
Eva: Juntamos platos y vasos rotos como un mes antes, y llevamos todo en una cajita para romper todo.
Eugenia: El último día nos estábamos yendo y empezamos a romper todas las cosas contra la pared. Fue increíble.