Julen y la Gente Sola: “Las canciones son más fuertes que nosotros”
Kristel Latecki
El disco Julen y la Gente Sola, aquel que en 2014 marcó a una generación indie con canciones de últimas angustias adolescentes, los primeros encuentros atropellados con la adultez y corazones que no entienden qué está pasando, volverá nuevamente a sonar en vivo. Con su frescura e ingenuidad, generó un gran movimiento tanto dentro de la escena como a nivel más general, y cultivó con el público una duradera conexión. Por eso para muchxs regresar a esa música será un gran reencuentro y por supuesto, un ejercicio de nostalgia.
Este sábado 13 de mayo Julen y la Gente Sola tendrá su primer show en La Trastienda como banda principal. Recorrerán su debut por completo, junto a la banda que viene conformada desde 2018 en una versión extendida (incluyendo a Francisco Izuibejeres de Excelentes Nadadores en percusión), en compañía de las voces de amigxs: Flavio Lira, Ino Guridi, Karen Halty y Federico González de La Foca. Y además, con la banda Deforma como invitadas especiales. “Podemos darnos el lujo de tocar los arreglos que por ahí nunca habían sonado hasta ahora. La música cambia pero se sigue manteniendo lo que la canción”, afirma Fede Morosini.
Con él charlamos largo sobre el impacto de este disco sobre la escena indie y sobre su propia carrera, una que luego de subir tan alto obligadamente tuvo que parar y reformularse, y también lo que se viene de ahora en más para la banda.
¿Qué se siente volver a tocar las canciones de los comienzos?
Una emoción tremenda. Había muchas canciones que hace mucho tiempo que no las tocábamos. Es volver a reencontrarse con la canción, que la canción siempre está ahí, siempre espera. Vos la podés dejar de tocar, te podés olvidar, podés pelearte, podés querer que no exista más, pero va a estar ahí siempre. Y una vez que volvés a tocar, lo único que te devuelve es eso: es la emoción del momento. Y para muchos miembros de la segunda formación, que estamos ya hace cinco años, se les está dando por primera vez.
Muchas de esas canciones significaron una apertura al mundo y a un montón de gente. Y en ese momento con eso me llevé bien y me llevé mal, me hizo bien y me hizo mal. Y ya en el último tiempo que estábamos ya terminando de tocar este disco, fue mucho más mal que bien. Estas canciones son como esta cosa agridulce. En ese momento era catarsis, ansiedad y cosas que salían para afuera a través de esas canciones que reflejaba más la parte gris, agria. Y ahora en este nuevo estado de ánimo lo que me devolvieron fue la parte dulce.
Encontré la primera nota sobre el disco que hice para El Observador, y una de las cosas que decías era que cuando empezaron a tocar las canciones ya sentían que había algo que estaba bueno. ¿Cómo podés describir ese sentimiento?
Es entusiasmo, es una energía que se te sale del cuerpo y que es más grande que vos. Básicamente, es lo que hace la música. Se despliega algo que no sabías hasta el momento que estás adentro. Y eso volvió. Ese estado primario, antes de mostrarlo a la gente, antes de la gira, de los toques. Antes que explotara después del mundo.
Escuchando el disco ahora por supuesto que se siente aún más evidente la inocencia o la ingenuidad. Pero ya estaba también clara en su momento.
Sí, pero a la vez era un poco un lenguaje construido, buscado e influenciado por las cosas que estaba escuchando, mirando y leyendo. Por eso no había tanta inocencia. Había sí una ingenuidad, pero sí una buscada y curada de alguna forma, en base a las influencias del momento.
El enmarcarse dentro de la de las historias coming-of-age, ¿no?
Sí, un poco sí. La otra vez estaba pensando en eso, en las cosas escuchaba, como Belle and Sebastian, los Smiths, había leído El Guardián entre Centeno. Había un lenguaje que había querido adaptar a esta cosa más mía y uruguaya. Pero sí, obvio. Y además que lo estaba viviendo en carne propia. Entonces era un poco relato, un poco ficción, algunas cosas, otras cosas no tanto.
Claro, habían estas canciones que se podían enmarcar dentro de lo más confesional, pero también había cuestiones más narrativas, como La Chica de Mantenimiento, el personaje de Sofía…
Sí, Larry García. Total, hay historias, hay personajes. Y hay personajes también que yo encaré en primera persona. Hice mucho ese ejercicio en ese disco, había personajes creados y cosas que me pertenecían más a mí y se los cantaba alguien más. Por ejemplo, Nunca Viajé en Aviones es una canción que hice sobre mí, pero que lo cuento como si fuese una canción a una pareja o a un anhelo.
Y ahora con el paso del tiempo, ¿hay algún momento del disco que te dé más cringe?
(Risas) Creo que hay decisiones que eran más en favor de la rima. Hay verbos mal conjugados para que entren en la canción. Bueno, vamos a decirlo. La única cosa que estoy cambiando ahora en estos ensayos, es en Canción Nueva. Digo: "se va todo a la mierda / Lo único que quiero por más cursi que parezca / Es estar con vos, estar con vos". Ahora es así, porque decía "en contra de tu intención". Era como este personaje creepy, como un Holden Caulfield en el que yo me ponía adentro. Y además no se dice así, está mal conjugado. Ese es el único momento en cuanto a letras que cambiaría y es lo único que creo que estoy cambiando. Me parece que son canciones que envejecieron muy bien y que van a seguir envejeciendo muy bien. Es un disco de un guacho en sus 18, primeros 20, con todos los mambos que significa estar creciendo y saliendo al mundo. Y me parece que en lo que es, es perfecto. Me encanta.
Realmente fue como una explosión muy grande lo que pasó con este disco. Y te llevó a lugares como medios impensados, y te sigue llevando. Sin ir más lejos en el Cosquín Rock cantaste con La Vela Puerca, el año pasado te vi Primavera Sound Buenos Aires cantando con 107 Faunos.
Y con Los Planetas.
¿Cómo sentiste todo este proceso a posteriori? ¿En algún momento fue demasiada exposición?
No todo fue color de rosas. En su momento me recontra abrumó. O sea, tocamos mucho. Realmente desde que salió el disco hacíamos un promedio de, fuera de joda, 50 fechas por año o más. Creo que en 2017 llegamos a hacer la cuenta con Juampi –el guitarrista y miembro fundador–, y terminamos el año como con 80 fechas. Tocando mucho acá y en el interior, yendo a Argentina y a Chile, tocando todos los fines de semana. Obvio que nos desgastó y obvio que rompió esa primera formación también. Nos abrumó y creo que hasta un poco abrumó a la gente, estar en todos lados. Es algo que con el tiempo lo aprendimos y ahora estamos aplicando. No hay que estar todo el tiempo en todos lados. Primero por uno mismo, por la salud física y mental. Pero después también porque es un mercado muy chico. Lo hacíamos porque teníamos la manija, la intensidad.
Este disco también generó una suerte de puente entre la generación indie anterior (de Esquizodelia, y los de antes también, como Eté y los Problems, La Hermana Menor), y todos los que vinieron después (pensando en bandas como Incluso Si es un Susurro Soviético), que te tienen de referente.
Sí, total. Es una cosa loca y linda. De repente empezaba a encontrar gente un poco más joven en los toques que eran fan de ese primer disco, que ya estaban haciendo música y se convirtieron en amigos. Así como yo me hice amigo de Flavio Lira, de Pau, de Fabri Rossi. Después una vez que empecé a hacer y a mostrar la música, naturalmente conectamos. Creo que el factor común entre las personas con las que conecté, es que nadie está acá pa’ pegarla (Risas). Nosotros tuvimos un montón de suerte, tuvimos un montón de atención y un montón de exposición que nos ayudó a poder tocar pila y a poder sostener hasta ahora una banda. A pesar del tiempo y a pesar de los altibajos.
¿Sentís que especialmente Ernesto Tabárez te hizo una suerte de "apadrinaje"?
Bueno, fue el primero que abrió las puertas a esa otra camada más de antes, de La Vela y después terminar en Wild Gurí. Fue él quién dijo: "miren es él". Él estaba en el momento en que sacaba El Éxodo y tenía toda la atención del mundo. Él me eligió y decía: "Che, es éste. Mírenlo, escuchen Julen". Fue la persona que nos presentó con Seba y quien me regaló esa amistad que hoy también es un regalo infinito. Pero creo que además de tener ese privilegio y la suerte de dar con las personas en el momento, lo hice ¿no? Me tomé el trabajo de hacer las canciones, hacer y hacer y hacer para que las otras personas que lo vieran lo rescataran como algo que nada a destacar.
El hacer y en el compartir escenario y eso también te dio tremenda experiencia, no solo por la visibilidad y subir a un escenario con miles de personas, sino también a nivel de interpretación. Porque también hubo una evolución a nivel escénico, de estar todo chiquito cantando casi susurrado a subirte a un escenario con miles de personas y tener que bancar.
Total. Esto que pasó eso a partir de las invitaciones con La Vela que conocí lo que es cantar para una multitud, de ver una ola de gente saltando. La primera vez fue tremendo, fue en el Velódromo del año pasado. Yo siempre digo, cuando voy a cantar con La Vela para mí es como ir a la Selección Uruguaya, entrar cinco minutos y que te den el gol para hacer abajo del arco. Dale empujá, hacelo y gritalo. Y obvio, hay un crecimiento escénico porque es lo que te da la experiencia. Fueron 15 mil personas en el Velódromo y otras 60 mil, 70 mil en el Montevideo Late. Después le decía a mis amigos: “bueno, ahora acá en la sala de ensayo mismo estoy cantando para 20 mil personas, mínimo”.
Pero también hay una evolución en tu impronta física, en tu posicionamiento frente al micrófono.
Hay, sí, que eso igual también me lo dio la actuación, que es otro de mis trabajos. El estar en escena y hacerte un poco dueño de la escena. Es tu trabajo, tenés que hacerlo bien. Eso fue algo que me dio el cine.
Bueno, ¿por qué volver ahora al primer disco?
Se dio esta coincidencia feliz, de que en 2019 el camino de la banda y el camino de Little Butterfly Records se encontraron y empezamos un proceso de trabajo lento y colectivo. El sello es ideal para una banda como nosotros. Generó un espacio y una forma de hacer las cosas que es la misma que nosotros tenemos. Al principio creo que para afuera tuvo su impacto, de repente pasar de ser una banda indie a entrar en un sello, y nos bancamos esa. Seguimos siendo indies, ahora tenemos un equipo de trabajo que se encarga de esto y que lo hace mejor que nosotros.
Tuvo en su momento su tirada en CD, me imagino que muy reducida.
Sí, hicimos 500. Lo editamos nosotros con nuestra plata y plata prestada de familiares que después devolvimos, por supuesto.
Justamente, encontré un video que habían subido a Facebook promocionando una fecha, donde intentaban quemar el CD y no salía.
(Risas) Es hasta simbólico. Lo quisimos quemar nosotros y no, no se puede. Fue cuando lo estábamos despidiendo. Las canciones son más fuertes que nosotros y que todo el fuego que pueda pasar por ellas.
Este va a ser el primer show del año para Julen, es nuestra primera Trastienda que ponemos a vender solos y a bancar. Y está buenísimo. Tenemos esta emoción gigante. Y aplicamos lo que aprendí yo con mi padrino. Yo no le puedo devolver a Ernesto ni la mitad de las cosas que él hizo por mí. Lo que sí puedo hacer es hacer algo por los que vienen. Como por ejemplo con Incluso Si Es Un Susurro Soviético, que vengo compartiendo y venimos sponsoreando, en esta fecha tenemos el inmenso placer de contar con Deforma, como banda invitada especial.
Y además de tocar el disco completo y en orden, van a estar presentando algunas canciones nuevas.
Vamos a tocar algunas canciones de Para Siempre y algunas de las nuevas. Yo me puse a componer el grueso de estas canciones en pandemia. Ya desde antes estaba teniendo un cambio de estado de ánimo. Pude darme cuenta de que tenía que pasar de esta cosa de “sufrir por sufrir”, que era un lugar donde hacía las canciones y estaba cómodo. Me di cuenta de repente que estábamos con una formación nueva, y tenía la oportunidad de hacer un cambio en el estado de ánimo.
¿Hay cierto optimismo entonces?
Hay cierto optimismo. Al tocar tanto el primer disco me sentí en un momento atrapado en esas canciones y en ese estado de ánimo, y un poco rehén de eso. Entonces pensé, ¿cómo lo cambio esto a futuro? Empecé a componer de otro lado, que es algo que siempre traté de hacer, y a elegir cosas un poco más lindas. Además, la vida justo antes de la pandemia me estaba regalando cosas muy lindas, entonces decidí enfocar la atención en eso y hacer canciones a partir de ese lugar. Hay optimismo y hay otras cosas también, como siempre. El disco nuevo va haber de todo y bien marcada la diferencia. Canciones llenas de ira y miedo, y canciones llenas de amor y optimismo.