La Mujer Pájaro y la alquimia que creó Faros Ciegos
Kristel Latecki
En Faros Ciegos, el segundo disco de La Mujer Pájaro, la banda no demora en dejar en negro sobre blanco cuáles son sus motivaciones, qué es lo que los alimenta y los lleva a componer canciones. De hecho, es en el primer verso de Desacelerar que explican detalladamente el proceso transmutante que resulta en un nuevo tema: “Cuando suenan melodías / sobre el destiempo de la vida / sé que es hora de empezar / A respirar las emociones / y convertirlas en canciones / para esconder a soledad”.
“A la hora de escribir siempre intento que sea eso”, afirma Azael Gómez Saez, el principal compositor de la banda. “Que sea una emoción, un sentimiento o algo pasado a letra. Entonces sí, es como la alquimia, la transformación de eso que siento”.
Las nueve canciones que conforman este disco son resultados de la catarsis y de un sentir que se comparte con el resto del sexteto. Y tal vez es gracias a eso que su público se siente extremadamente identificado con sus letras y expresiones. Cada mensaje de apoyo que reciben lo celebran con el fervor de un premio, y la noticia de que una fan brasileña se tatuó una frase de Martillos fue una sorpresa de la cual aun no se recomponen. “Está buenísimo lo que pasa, nos pone re contentos y lo hacemos por esto”, dice la bajista Lucía Pintos. “Esa es la parte hermosa de todo esto. Todo nuestro trabajo lo paga eso”, agrega Azael.
Con su emotividad y su personal punto de vista, Faros Ciegos logra hacer crecer a la banda con respecto a su antecesor, La calma de las cosas quietas (2016). Y más importante: logra consolidad su identidad propia como confiables creadores de canciones pop.
Este viernes 3 la banda presentará este disco en la Sala Hugo Balzo, con lo que será su show más grande hasta ahora. Y con motivo de esta fecha charlamos con Azael y Lucía sobre la creación del álbum y cómo este captura los problemas cotidianos del millennial promedio.
El primer disco fue bastante espontáneo en su composición y realización. ¿Este conllevó una preparación previa un poco mayor?
Lucía: Sí, un poco. (Risas) En realidad sí porque ya éramos una banda y trabajamos más en equipo. Pero fue lo mismo: las canciones Azael ya las tenía. Tenía miles; seleccionamos las que nos gustaban a todos y con las que estábamos más o menos de acuerdo. Y el proceso fue en equipo, pero fue también bastante espontáneo. Lo que sí pasó fue que pudimos ensayar los temas antes de grabar, cosa que en el disco anterior no pasó. Se laburaron más las canciones por ese lado.
Azael: Y fue rápido. Estamos en un ritmo más acelerado. Ya tenemos canciones para el próximo disco, ya estamos pensando en el otro.
¿Es porque son ansiosos? ¿Están envalentonados?
A: No sé. Por experiencia personal sé que la vida es bastante corta y si puedo hacerlo ahora lo voy a hacer. ¿Por qué esperar? Eso de esperar cinco o seis años para sacar un disco... a menos que vayas a hacer el disco de tu vida, que tampoco para nosotros es así.
L: Entendemos también que hay procesos. Nosotros nos manejamos con la manera de hacer las cosas por nosotros mismos. Los bajos los grabé con mi compañero de trabajo en un enero que no teníamos laburo. Las guitarras lo mismo, las voces las grabó Azael en su casa. No teníamos nada que esperar. Teníamos todas las herramientas para hacerlo en el momento que quisiéramos, y así fue. Lo que llevó un poco más de tiempo fue la mezcla y el master porque lo hace una persona sola y lleva un poco más de laburo. Pero también salió rápido.
¿Después del éxito impensado de su primer disco sintieron alguna presión a la hora de crear Faros Ciegos?
A: Quisimos trabajarlo un poquito más en cuanto a la producción. No fue que tuviéramos la presión porque confiábamos muchísimo en las canciones, pero sí queríamos que suene bien, que tenga trabajo y cabeza. Le dedicamos un poquito más por ese lado. Hay más capas.
¿A nivel composición o de letras sienten que le hayan puesto algo más?
A: A las letras sobre todo. Medio que me obsesioné en un momento. De Violenta ansiedad tenía cuatro versiones. Intenté escuchar muchísimo lo que me decía la música para después intentar narrar y que vayan juntas de la mano. Si bien me obsesioné en ese corto tiempo, intenté hacerlo lo mejor que podía.
Es un disco que tiene una carga oscura bastante fuerte, pero trata de equilibrar las intensidades. ¿Eso fue algo que tenían en mente, buscaron no irse a la mierda con la oscuridad?
A: Creo que sale así. Tratamos de mantener el equilibrio a la hora de elegir las canciones. Ahora vamos a estar sacando un simple de un tema que ya teníamos para ese momento pero era oscuro también.
L: Manejaba la misma intensidad y oscuridad que Faros Ciegos el tema, entonces tener dos que empezaban cantando solo y explota no quedaba bien.
A: Tiene ese armado, y en un disco de nueve temas quedaba muy expuesto. Tenés que acomodar los temas bien. Tener dos así iba a ser rarísimo. Pero nos gusta pila y lo vamos a sacar ahora sobre las elecciones porque es medio contra la campaña de Vivir sin miedo.
L: En realidad lo escribiste y no tiene nada que ver con eso, pero un amigo lo escuchó.
A: Y nos mandó a las seis de la mañana la maqueta con un video fuertísimo. Y después de verlo decidimos que se tenía que hacer.
L: Pero eso después.
A: Todo esto en realidad no es buscado. Nos encanta que nuestra música sea alternativa y tenga todos los matices que podamos manejar. Eso sí, nuestra intención es esa. No nos importa tocar un tema recontra lento y oscuro, y después el que lo siga sea un tema más Strokes, punkillo, o más alegre. Todos conviven, tenemos todo el abanico que se puede.
Se me ocurre Voy, por ejemplo, que es súper alegre y te inspira ir caminando por la calle sonriendo al sol, pero la letra es un bajón.
L: Tiene de las dos cosas. Todo es una mierda, pero bueno, estamos acá, qué vamos a hacer.
A: Como la vida misma.
Me lo imaginaba en el ómnibus yendo a laburar re quemado, pero de última estás escuchando música que está buena.
A: Ya está, eso te salva. Bueno, la escribí en un ómnibus viniendo de Atlántida para acá, pensando “puta madre tengo que ir a laburar”, y tenía el solcito en la cara. Y dije: “ta, no está todo tan mal”.
Cuéntenme de Martillos, que fue el primer corte del disco y una canción que carga con una emotividad muy fuerte.
A: Tenía el estribillo y sabía que algo había. Fuimos laburando los versos y después encontramos la intro disonante y fuerte, por último el estribillo abrazador.
L: Desde que lo empezamos a tocar este tema nos mueve. Antes incluso de tener el resto de los temas siempre lo pensamos como corte. Pero no sé si lo pensábamos como hit, sino porque era el tema que nos gustaba. De hecho, había gente que nos decía que ese no podía ser el corte porque era muy largo, tiene una intro larga, demora en empezar la letra y todas esas condiciones para ser radiales.
A: Nos importa un carajo. Intentamos no mirar para ese lado porque te volvés loco.
L: Nosotros lo medimos según lo que genera en nosotros. Martillos siempre fue un tema que generaba cosas a todos y nos sigue generando. Y Violenta ansiedad también es un tema que nos re copa tocar.
A: Es un tema distinto. Si te ponés a pensar creo que no hay dos canciones que sean al mismo tempo o en la misma energía. Arman todos un puzzlecito, conviven re bien.
Este es un disco que tiene un hilo conductor o una temática general, que según interpreto habla de las las ansiedades, las frustraciones del laburo, las soledades. Son todos problemas millennials metidos ahí. Me parece que es muy empático en ese sentido.
A: No lo quería asumir millennial pero sí.
L: Yo lo tengo re asumido.
Pero más allá del término “millennial”, hay ciertos padecimientos y conflictos o incluso pensamientos en común. Cuando dicen en Voy que no sos dueño de tu voluntad, por ejemplo.
A: Es la triste realidad. Hay cosas igual que se escapan al no conocer un poquito mi historia de vida. Por ejemplo, Cadenas se la hice a mi hermano chico por la pérdida de mis padres, e intenté camuflarlo porque en realidad no me gusta contar estas cosas. Pero sí, hay muchos problemas millennials ahora que decís.
Este próximo show en la Hugo Balzo va a ser el más grande que han hecho hasta ahora. ¿Cómo lo están viviendo?
L: Estamos como quinceañeras. (Risas) Lo que más nos preocupa es el after. Se planteó la idea de alquilar una habitación del hotel de enfrente. Estamos en ese nivel de fisura, de que ya no queremos pensar más en el show en sí. Nos quedan ensayos todavía, venimos ensayando un montón. Y ahora que está milagrosamente resuelta la parte de producción, iluminación, sonido, escenografía, video, foto y todo eso que hay que organizar, queremos saber dónde vamos a terminar. Viene siendo muy tranquilo el proceso. Nunca hicimos un show así tampoco.
A: Estamos tranquilos porque viene saliendo bien, y lo estamos disfrutando muchísimo. Estamos planeando un show continuo, con bajadas, climas y vamos a tener invitados de lujo y sorpresitas. Pero nunca nos pasó que saliera bien todo tres semanas antes del show. Estamos felices, yo estoy feliz de la vida.
L: Sí, es un lindo momento.
La Mujer Pájaro se presenta el viernes en la Sala Hugo Balzo. Toda la información del show aquí.