Música Plateada: Karina Vismara
Paul Higgs
Empezando por el final, situándonos en contexto: esta recomendación la escribí en tres partes. Esta es la última, y la canción nueva de Karina Vismara acaba de ser lanzada. Y se suena todo.
Ella me comentó estar muy contenta con el resultado de este track ya tocado por su banda completa. Así que esa sería una atinada forma de comenzar a escucharla. Montaña tiene un so nice beat de hit sin ninguna obviedad. ¡Qué ganas de oírla en vivo! (Por cierto, hace unos días se confirmo que ella y su grupo abrirán la primer fecha de la gira del Virtudes, disco de mi sweet Algodón)
Cowgirl en el horizonte nevado, atravesando bosques con forajidos detrás que tocan esta canción al beat del galope, contraluz. Cae el sol.
Hace como 3 semanas
Hojas beige claras en las que nada deseo escribir pero ya empecé.
Dos gatitas, martillo que destruye pared, banjo, y ¿kazooie? Es GENIAL esta música que suena, y suena re bien. Solo acústicas, algún banjo, la voz profunda élfica de Karina. ¿Aparecieron golpes de percu? Creo que si no me equivoco, sí. Mabel the cat lookin’ out the window.
Ni percibo ni cuestiono la velocidad del reloj. “Canciones de terror”, debería ser un género. Efectivamente percusión, grabada para los tracks del álbum, y cosmogónica del martillo que destruye una pared en la obra que sucede al lado de mi departamento o el sonido de que terminó de bajar una peli mala en Utorrent.
Cómo toca la viola Kari, estoy alucinado, impresionado. La imagino para sobre la luna que ilumina el sendero finito del bosque atravesado por mi cuerpo astral, cantando sus canciones que ofician de soundtrack ideal para este daydreaming trip al que me he lanzado.
Insisto con la armonía cosmogónica. Una especie de taladro que hace días me despierta está ahora a tono con el último track de su primer álbum (Casa del Viento) y con estas últimas palabras.
Varios días después
Eran las últimas sólo del párrafo pasado, ya que de nuevo la primer helada de otoño me halla oyendo Casa del Viento, el primer discazo de Karina Vismara. Las gatas a lo lejos se rasguñan y gimen de forma tétrica, ideal para acompañar la hermosa y casi tenebrosa (en los momentos indicados) voz de esta especie de juglar medieval disfrazada de muchacha del siglo 21, disfrazada de vaquera del lejano oeste audaz para componer congruentes letras en inglés y español.
La verdad es que sus canciones y el aire que a través de sus cuerdas vocales pasa haciéndolas temblar para transformarse en canto, hacen de Kari una artista única e indefinible. Descúbranla ustedes mismes, suban al tren sobre el que toca la guitarra (¡qué bien toca la guitarrraaaaaa!), mientras el atardecer seduce al horizonte. Préstenle atención, encuentren el momento justo para oírla. Van a ver, recordarán que les avisé, es genial.
Sweet dreams.
Xoxo