Pop inteligente que canta en cursiva. Una charla con Isla de Caras
Ismael Viñoly
Una banda para la que cualquier momento es buena ocasión y cuya templanza tiñe de color cualquier día. El próximo 28 de setiembre, Isla de Caras llegará por primera vez a Uruguay a presentar Gran Turismo, su último disco, en Live Era. El proyecto que empezó con Lautaro Cura a la cabeza y que con los años se transformó en un grupo, presenta un conjunto de canciones que le cantan al amor, a la calma y al placer del encuentro en la era de los malentendidos.
¿Cómo definirían la propuesta de la banda para quienes aún no la conocen?
Es una buena pregunta. Somos algo inclasificables. Son canciones pop con alguna sensibilidad e inteligencia y siempre se nos bautizó de elegantes. Hay cierta sensualidad involuntaria y de esas coordenadas surge Isla de Caras que está muy contento de visitar Uruguay.
Estrenaron su tercer álbum Gran Turismo. El concepto me remite al videojuego, pero también a carreteras y horizontes alucinantes. Pero además, estuvieron de gira por México, Colombia, Perú y Paraguay. ¿Qué rol juegan estos paisajes?
Nuestros paisajes son atravesados por la narración y pueden ir desde lo urbano hasta lo exótico. El recorrido es un circuito y creo que esa palabra define muy bien a estas once canciones. No las teníamos compuestas de antemano previo a la grabación, sino que las descubrimos a medida que hacíamos el recorrido. Tras hacer esa primera gira generamos un anecdotario nutrido y de esos momentos surgieron personajes que descubrimos como si fuésemos turistas. Cuando uno escribe sobre sí mismo es protagonista, pero tiene que tener la distancia correcta para separarse y mirar la historia con cierta templanza. A diferencia de discos anteriores fuimos muy conscientes de esto. Trampas que terminó siendo el corte difusión, fue el último tema compuesto y no le di mucha pelota, me parecía demasiado rock nacional, pero los chicos dijeron que era un temazo.
Demasiado rock nacional para Isla de Caras. ¿Qué quiere decir esto?
Estéticamente era una novedad. Es como si nosotros fuésemos un restaurante de hamburguesas y de repente a una receta le pusiéramos cilantro.
Música turística: tranquila, que no busca ofender, pero que se para a contrapelo de toda una tendencia musical actual de autoafirmación y estridente. ¿Eso fue buscado?
En general soy cultor de la anti estridencia. Soy más moderado. Las cosas que nos interesan están en el medio. Me encanta esta entrevista porque estoy haciendo terapia y también filosofía. Tampoco tenemos banderas que defendamos, somos más relativistas. Si terminamos en esos lugares tranquilos es porque pertenecemos. Gran Turismo es un disco con mayor voltaje en relación con los anteriores y sus canciones son un poco más rápidas. De gira en Lima tocamos Demoliendo Hoteles y la gente saltó cinco minutos, esto nos entusiasmó. Así que la decisión fue ir hacia lo más movido, pero es real que hay una esencia que se conserva y que es la de cierta templanza.
Me gusta lo que decís porque vivimos en una realidad bastante “baja línea, tira postas”.
Somos bastante anti tira postas. No compramos. En el mundo, en la medida que pensás que entendiste algo lo dejaste de entender.
La elegancia de su propuesta la escucho por ejemplo en Mi droga favorita, que tiene notas de bossa nova y también en la tipografía cursiva de los créditos del álbum.
Hace poco me morí de risa con un tweet, que me pareció la primera señal importante de cierto suceso. Una piba tuiteó “me encanta que en internet haya una temática acerca de que el cantante de Isla de Caras canta en cursiva”.
¿Hay una influencia de Virus en su impronta? Por ejemplo, en Culto de voyeurs, donde hay una búsqueda poética sobre la comodidad de la vida moderna mezclada con el romanticismo y sintetizadores.
No lo había registrado, pero me parece que das en la tecla. Completamente. Creo que Virus a la hora del comienzo del proyecto hace mil años, si teníamos que agarrar alguna gran avenida por la cual empezar, siento que entre los discos solistas de Charly García y Virus se arma cierta familia o genealogía que tiene que ver con el pop inteligente y esa poesía que enaltece lo bajo y lo cotidiano. A nosotros nos gusta resignificar la cotidianeidad. Pancho, nuestro guitarrista, está obsesionado con los textos de Roberto Jacoby (letrista de Virus).
Pensando en su evolución y en estos momentos: Despacio de Chango, su primer disco podría ser la génesis de su sonido hoy. Ese tema y ese disco tiene 5 años ¿Qué cosas cambiaron en ese trayecto y qué capacidades desarrollaron?
Dos componentes, uno es más bruto y el otro que tiene que ver con la capacidad de decir. Empiezo por la segunda. Mi esencia es muy pop y era muy fanático de Radiohead. En ese momento mi capacidad como letrista estaba muy puesta en evitar lo cursi y buscaba ir por los lugares seguros. No sentía las ganas de decir algo, sino más bien de expresar una emoción. Por ejemplo, la letra de Despacio la vomité en cinco minutos y es nuestro tema más escuchado. De ahí hasta acá, empezamos a contar historias que nos gusta contar. En este disco, Mi defecto, es la letra donde dije lo que quería decir y surgió como una broma en el estudio. Estéticamente, a nivel sonido estamos menos casados con algunas influencias que eran muy recortantes. Yo estuve obsesionado con Connan Mockasin y en aquellos años parecía que si tus guitarras no tenían chorus no se entendía quién eras. Sin embargo, en este álbum casi no hay ese efecto. Queríamos sonar como a una estética particular y ahora pensamos más en la canción. Somos menos de nicho.
Hicieron Te olvidaste, un cover de C Tangana, ¿saben si lo escucho?
Tenemos muy buena onda con Alizzz su productor en El Madrileño que le gustó Partenaire. Pero de él todavía no tuvimos noticias.
¿Cómo será el show del próximo 28?
Nos encuentra como una banda consolidada e híper ensayada, ya que venimos de la presentación de Gran Turismo en Vorterix y tocaremos temas de los tres discos. Vamos a preparar alguna que otra sorpresa y como grupo humano nos encontramos en un momento de gran bromance entre nosotros.