Paul Higgs sobre salir de la zona de confort y apostar fuerte al show de Algodón
Kristel Latecki
Hace unos meses Paul Higgs decidió agarrar su guitarra y mudarse a Buenos Aires. Allí rápidamente logró conectar y ser parte de una escena local que lo recibió de brazos abiertos. Desde allí ahora escribe sus recomendaciones para la columna Música Plateada. Ha tocado mucho y se llevó a Algodón de gira con su último disco, Virtudes.
Esas presentaciones ahora lo devuelven a Montevideo. Hoy hará la presentación oficial del disco en la Sala Hugo Balzo, dando el show más importante de su carrera. Pero Paul tiene miedo. “Estoy aterrado que no vaya gente. Eso es lo más sincero que puedo decir al respecto. La banda suena re zarpado, la gente nos ve de gira y nadie lo pueden creer. Gente de bandas que tocan en festivales de 300.000 personas. La vida es así de irónica, una sátira rarísima que terminará teniendo sentido”.
Sobre salir de la zona de confort, modernizarse y producir canciones con base de trap, y este fundamental show, conversamos con Paul.
Antes de que te fueras, además de hablar de Virtudes, hablamos de tus objetivos con Buenos Aires. ¿Cómo ha sido tu vida allá?
Ha sucedido todo en base a una armonía cosmogónica que se dio en mi vida también y que permitió que me mude y que esté en el lugar donde tenía que estar. Es todo muy armonioso, es una pieza del puzzle encajando a la perfección. Me siento inspirado por la ciudad, por la gente que me cruzo, la pasión que hay. Hay un folklore que se respira en el rocío que es increíble, y es muy motivante y muy inspirador.
Ahora también vivo solo y me inspira muchísimo, porque me hace sentir triste, me hace sentir feliz y vulnerable. Eso es lo que me gusta: fui allá a sentirme vulnerable. A competir conmigo mismo y a poner todo en duda.
¿Saliste del confort y la comodidad?
Claro, acá vivía con mis padres y tocaba con los chicos que tienen el mejor criterio y tocan mejor la música que me gusta. Estaba como en un sillón con aire acondicionado. Grabábamos discos a mansalva y con una calidad cada vez mejor. Es algo que si lo pensás no tiene fin. Pero esas son las cosas que un artista tiene que destruir. Y ahí está el paso terrorífico que tiene que dar el que hace arte. Mi primer paso fue dejar eso.
¿Cómo superaste estos desafíos? ¿Qué se te ha presentado en el camino?
Gente que tiene verdaderamente mucha pasión, está igual de dedicada que yo y ha entregado su vida y su alma a hacer arte. Allá es en serio, no hay joda. Lo hacés lo mejor posible y punto. Y no lo mejor, mucho mejor de lo mejor posible. Va a más allá de eso: si te tenés que endeudar, te endeudás. Así nacen las historias trágicas. Hay tragedia en esto, que se equilibra con un arte grandioso. Eso encuentro allá.
También al estar solo y conocer gente nueva puedo ser la parte de mí que yo quiera en todo momento. Acá voy a ser siempre Paul de Punta Gorda y punto. Me encanta, pero quería dar un paso a la mejor versión. Mejor dicho: necesitaba subir mi condición de artista de forma completa, las 24 horas y por siempre. No hay vuelta atrás.
¿Has conocido gente que te abrió puertas?
Todo el tiempo, y me siguen abriendo. Tengo muchos conocidos que son músicos consagrados que me quieren mucho y me dan toda la bola, me hacen conocer gente. Todo eso está re bien. Por eso hay una situación de armonía cosmogónica que me permite estar ahí y ser ya un personaje de la escena. Y tengo el factor a mi favor de ser la novedad. Sacando temas buenos y haciendo presentaciones novedosas lo voy a aprovechar.
Ahora voy a presentar un simple que se llama Colitas, en el que rapeo. ¡Quería salir de mi zona de confort, te dije! Es que Buenos Aires me ha modernizado. Me enfrento a la real modernidad o gente que esta en el filo de la navaja. ¡Me compré unos championes grandes! ¡Soy un chico moderno! (risas). He dejado de lado mi especie de capricho por la grabación analógica y esa especie de melancolía por otra década.
El primer track en salir se llama Triste millennial, que habla de la verdadera pena de la generación. Es una generación de paso y ansiosa. Es la pena de lo que quiere ser y lo que no es. Cuando en realidad tal vez solo haya que ser, que sí sucede con la generación que sigue.
Otra es La base de trap, para la que voy a empapelar Buenos Aires con carteles y va a ser re polémica. Es como una sátira del trap tomando elementos de su música. Empieza diciendo “A mí también me cansó la base de trap”, y termina diciendo “A mí me re ceba la base de trap”. Habla de trap porque es lo que está pasando en la calle, pero habla también de algo mucho más grande.
También regrabaste tu último disco para hacerlo más high-fi y pop. ¿La popularidad es el objetivo?
¡Sí! ¡Yo no me quiero morir incógnito! Quiero tocar y que vaya pila de gente, ver miles de reproducciones en mis canciones. Es lo que pienso que ya causaría si tuviese una lupa sobre mí o estuviese proyectado hacia más personas. Es la gracia, es lógico. ¿Qué voy a ser? ¿Una especie de poeta maldito? No, eso ya lo fueron.
Este show de presentación de Virtudes es importantísimo para ustedes, ¿por qué?
Para nosotros es trágicamente importante y tenebrosa al mismo tiempo. Porque tenemos terror que no vaya gente, ¿entendés? Eso es ridículo. La conclusión es: "y bueno, estamos en Montevideo". Y es la misma conclusión que vamos a sacar por siempre. Es cíclico, y el ciclo que pasa acá me aterra y no quiero dialogar más con él. Eso pasa con el recital de ahora, vamos a hacer un show espectacular. (Paul contó todos los detalles de la producción y la puesta en escena pero no vamos a spoilear. Lo que sí diremos es que promete ser un gran y divertido show).
Es una gran apuesta lo que vamos a hacer. Es la apuesta de nuestras vidas. Y está todo ensayado, ya lo dimos todo. ahora falta que verdaderamente sea un espectáculo y que vaya el público. La música termina siendo un diálogo con la gente, un alineamiento.