2020 en PiiiLA: Discos del año
Kristel Latecki
A esta altura es una obviedad decir que el 2020 no fue lo que esperábamos. Fue un año que nos comió, nos masticó, nos escupió, nos comieron las palomas y nos cagaron en la cabeza. Solo el surrealismo puede definir este momento.
Porque todo lo que planeamos se paró abruptamente, las agendas se nos rieron en la cara. Vivimos semana a semana, conferencia a conferencia.
A nivel cultural los escenarios cerraron, tuvieron unos meses de gloria a aforo limitado, para volver de nuevo ahora a ser cancelados. Esta “industria sin chimeneas” la tiene muy difícil en este contexto.
Pero más allá del sentir apocalíptico estamos aquí, nuevamente cerrando una etapa, porque algo que sí pudimos hacer es escuchar muchísima música. Y salieron muchos discos. Demasiados. Tantos que en una selección de 20 no quedaron todos los que disfrutamos y por eso medio en trampa destacamos algunos más por fuera de la lista oficial.
“La nueva música está esperando por nosotros”, canta uno de los discos de este año. Está ahí esperando que la escuchemos, la compartamos y la disfrutemos. Fue la compañía en momentos de encierro, la vía de escape, el motor de la emoción. Por eso, ahora mucho más que nunca, tenemos que destacar y celebrar a nuestra música nacional.
Aquí van los 20 (y algo) discos uruguayos del 2020.
20) Ceci Torres - Mantarraya
Hace un tiempo que a Ceci Torres la inspira la mantarraya. Su elegante “vuelo”, su vida comunal y la sonoridad de su nombre fueron las razones para bautizar primero su disco debut y luego su actual y prometedora banda.
Junto a Ignacio de los Campos (Isla de Flores) que la acompañó en producción e instrumentación, Ceci creó un gran EP con canciones sutiles y suaves, pero con peligrosos aguijones que se visibilizan en versos que hablan de autodestrucción y crudas despedidas. En ellas se hace lucir una perfecta, atmosférica y un toque oscura combinación de rock y electrónica, con una voz maleable y expresiva que nos lleva hasta sus profundidades más sombrías. María Gabriela Epumer, Marilina Bertoldi, Alanis Morissette, Aterciopelados y hasta Nirvana, todes aparecen en destellos y referencias.
19) Incluso Si Es Un Susurro Soviético - Beach Chroma
Parafraseando a la serie Portlandia: “El sueño de los 80 está vivo en Tacuarembó”. Porque para su segundo disco, la one-man band de Federico Cáceres creó otro exquisito viaje hacia el pasado a lo largo de 21 canciones (!), sin perder el estado mental del ahora.
Las atmósferas perfectas de post-punk e indie dominan la escucha, aunque por el paseo retro también se destacan un surf rock “de río” (Killer Whale y Surf Dead), un tema que parece retratar a la ansiedad pandémica (Angustia Soviética), una sorpresiva cumbia psicodélica (Frecuencia Anti-itna) o el nuevo himno del indie (La Nueva Música).
Realizado casi en solitario y en cuarentena, Beach Chroma es un disco exhaustivo y representante del talento prometedor de Federico. Y sin embargo no se quedó con eso. Acaba de lanzar otro EP de canciones compuestas en diciembre para coronar el año.
18) Mínima Pau - Mínima Pau
Lejos del formato dúo de cantautores armonizando, Mínima y Pau decidieron realizar su primera colaboración compositiva eliminando casi por completo el instrumento tal vez más cliché de esos formatos: la guitarra. Con bajo, batería, sus dos voces y algunos instrumentos decorativos más, construyeron seis canciones que huelen a bronceador, llevan una frescura lo-fi y relucen humor e ironía.
Parte de eso se ve en las letras y en Disco Aceite sobre todo, pero también en las citas, como la recuperación de una frase de Estoy Aquí, hit de la española Rosario en Mariade, o el momento Summertime en la versión de Big Brother & The Holding Company en Anzuelo. Hay poesía de bellísimas imágenes (Una Nebilna) como también crítica (Mareade).
Resultando en algo que Pau define “post post punk”, en esta creación espontánea encontraron un punto común entre sus estilos (él además toca ahora la batería en la banda de Mínima), y le pusieron un poco de rareza, desconcierto y desparpajo al 2020.
17) Paul Higgs - Astucia
Paul Higgs es una máquina imparable de hacer canciones, tanto que a veces se hace difícil seguirle el paso. Sin embargo, con Astucia y sus 10 canciones, el músico logró concentrar su etapa argentina y crear su trabajo “más ambicioso”. Un disco redondo.
A pura psicodelia pop y dadaísmo, hace canciones con elementos absolutamente diferentes y extraños, pero que cobran sentido en el mundo Higgs: samples de videojuegos (la inconfundible voz de Pikachu hace un coro), de películas, audios de Whatsapp, ruidos raros, influencias del trap pasadas por su tamiz, funk y lo que llama “Soul Felino”, déficit atencional.
De allí se destacan Suerte Felina & Desenfado como el hit funkero cubierto por la bruma marina que se extiende por casi toda su obra; Triste Millennial, todo un manifiesto sobre estos tiempos; y el collage post-digital HOLY MOLY, donde una voz del pasado (¿Charly García?) promete una música “muy de acá” con “proyección al futuro”. Lo mismo que ofrece Paul con este disco.
16) Power Chocolatin Experimento - Aparatos
Entre la melodía y el grito, y el caos de un ruido orquestado a la perfección, Aparatos de Power Chocolatín Experimento funciona efectiva y exactamente.
Este, el cuarto disco de los hermanos Berocay, la experimentación rockera se une a momentos de claridad pop y candombe hardcore. Es un trabajo climático definido por el ritmo. Eso significa que pueden suceder cambios abruptos, espacios electrónicos o swings candomberos y psicodélicos. Pero sea cual sea el caso, jamás son predecibles.
Obliga a una segunda escucha cuando pequeños ruidos parecen simular fallas; sorprende la incorporación de detalles electrónicos; e inquieta cuando un coro de niños del averno pronuncia: «Cosas que se rompen aparatos que funcionan mal», en el tema central que le da nombre al disco.
Aunque no parezca, todas las piezas tienen su lugar y su sentido. Pero nada suena hecho en serie.
15) Pekeño 77 - Sin Prontuario
Resulta difícil repasar este año sin nombrar a Pekeño 77. La figura uruguaya del trap por excelencia, cimentó su lugar tanto acá como en Argentina a fuerza de tracks infecciosos, excelentes videos y colaboraciones, algunas impensadas otras justas. Si en 2019 fue viral, en 2020 fue coronado.
Tras una larga racha de singles y por culpa de la pandemia decidió pasar por el rito cada vez menos obligatorio de la música actual: hacer el disco. Y con Sin Prontuario creó más canciones que lo tienen como la voz trapera del barrio, las dificultades, la diferencias sociales, el delito y la familia.
¿Hacer su propio Tumbando el Club? Gran idea. ¿Sumar a Ruben Rada? Genial. Aparecen también singles ya lanzados: Coronado y Pistola II, agregando diferentes partes a la historia. Tiene una colaboración con la fábrica de hits Bizarrap, pero también varias producciones y guitarras de Pedro Alemany y un boom bap de aires noventosos y mexicanos con el guanajuatense Santa Fe Klan.
Pero si eso sorprende, Peke tiene más ases bajo la manga. Salido el disco, estrenó Ese Pibe, otra colaboración con Rada pero en plan puramente funk. Veremos el año que viene cómo sigue su reinado.
14) Florencia Núñez - Porque Todas las Quiero Cantar
Luego de años de salir con sus canciones por todos lados, establecerse como compositora y cantante, y explorar su faceta más pop, Florencia Núñez volvió a su departamento natal para dedicarse a su historia musical.
Porque Todas las Quiero Cantar es un proyecto completo. Es el rescate emotivo y la reversión de seis de las canciones más icónicas de Rocha, a los cuales se suma seis tracks de música incidental creada junto a Nicolás Molina. Pero también es revalorizar, difundir y celebrar un acervo cultural que en el centralismo montevideano muchas veces no conocemos.
En ese sentido, la selección captura la esencia, la idiosincracia y los paisajes de Rocha a la perfección. En tu imagen, el himno rochense del olimareño Lucio Muniz y popularizado por Los Zucará, en manos de Florencia y su banda quedó como una milonga grungera. Contigo y en el Palmar resulta el hit de esta selección, por el júbilo de su estribillo y su alto factor coreable, más el detalle justo de la trompeta de Martín Gil. Incluso en los posteriores tracks ni siquiera es necesario ver las imágenes ya que evocan en si mismos los panoramas y las atmósferas únicas.
Es una carta de amor, una postal perfecta y una celebración de Rocha.
13) Romina Peluffo - Piel Fina
Con la sensibilidad a flor de piel, muchas ganas de rockearla y algunas conclusiones tras aprendizajes a los golpes, Romina Peluffo creó otro gran disco. Diferente e interesante; cercano de muchas maneras y simpático en su totalidad.
Volviendo con los colaboradores de su debut, Santiago Peralta y Laura Gutman, tuvo la primera intención de agregarle distorsión al asunto y elevar las canciones a otro plano. Uno que lamentablemente gracias al COVID no pudimos ver en vivo, pero sí disfrutar en el disco.
Como los Caballos, primer single y tema que abre el álbum, es una balada con tintes country que devela una suerte de monólogo interior. Pero debajo de este track lo que sigue es rockero. Las más destacadas: No Se Va, con varios excelentes versos («Será que estoy cansada de esperar / Me estoy volviendo vieja»); Nada, una canción más 2020 imposible; Didn’t See it Coming, donde canaliza a Hole; y Canción de Otoño, que parece dialogar con Nada pero dejándonos un poco de esperanza: «Todo va a estar bien», dice. Si lo repetimos como mantra tal vez suceda.
12) Diego Presa - Cuarto
En un año donde tuvimos que encerrarnos, vivir puertas adentro y transitar de muchas maneras en solitario, Diego Presa recibe de brazos abiertos. “Mirar, llorar, reír / No habrá más miedo al fin” canta en Hoy la Casa se Abrió, creando una suerte de utopía doméstica, que como rayo de esperanza ilumina el momento donde hasta los abrazos no están recomendados.
Porque todo lo creado antes de la pandemia ahora se reinterpreta, se encuentran nuevos paralelismos. Sucede de muchísimas maneras y Cuarto no es la excepción. Y mientras este excelente grupo de canciones realizado con la producción de Fabrizio Rossi encuentra ahora diferentes significados en su poesía, su musicalización sobresale por su riqueza de graves y texturas, y sus arreglos interesantes.
Desde el inicio con Flor Futura y el juego de voces octavadas y su pulso acústico, pasando por la ya mencionada y luminosa Hoy la Casa se Abrió, a la milonga oscura completa con palmas flamencas de Lila Rara y el momento frenético de El Maratonista. Son muchos los destaques y varias las maneras de sentirse interpelado, emocionado y recibido por la escucha.
11) Las Cobras - Selva
En el medio del calor de enero Las Cobras decidieron sacar su segundo disco. De nuevo bajo el sello inglés Fuzz Club, la banda de Canelones presentó nueve canciones (mas una escondida) que marcan un nuevo camino hacia el interior psicodélico y lóbrego.
Porque Selva es un disco más oscuro y feroz que Temporal. Sus guitarras crujientes y ritmos serpenteantes hacen que todo suene amenazante y hasta peligroso. Como la selva de noche.
Sin embargo, entre esas sombras se reconoce la influencia de ritmos latinos, especialmente el reggaetón en canciones como Selva o Llamarás Mi Nombre, que aprovechan la cadencia para envolver en psicodelia. O momentos hasta más pop y electrónicos como en Lo Hacemos Mal –un track hasta romántico– y The Color of Dawn, el cierre guitarrero y abierto, evocando el amanecer después de una noche cerrada.
10) Kira1312 - Hybrida
Para conocer quién es Kira1312, cuál es su idiosincracia, sus creencias, sus objetivos; de dónde viene y hacia dónde va, no hay que hacer nada más que escuchar Radioaktiva, el primer corte y el tema que abre su disco debut, Hybrida.
Con esa gran presentación, la escucha continúa dando a conocer los diferentes perfiles y los mensajes de la rapera. Haciendo dupla con el excelente LVZY, Kira ofrece siete canciones que continúan con el filo contestatario, antifacista y feminista de su proyecto anterior Ruda1312, pero explora una mayor amplitud interpretativa, cantando y creando flows sobre reggaetón, trap y funky carioca. Todos verdaderos manifiestos para la pista de baile, con el perreo como activismo y la libertad de lxs cuerpxs sobre todo.
Por allí suena Brujería, un track absolutamente irresistible en el que critica los vínculos tóxicos escondidos bajo la careta del poliamor, mientras luce una “sonrisa elegante” que se siente a través del sonido y la música se va transformando de un reggeatón a un metal extremo. Explora el erotismo de diferentes formas (Jadeo y Yonqui), hace bailar e interpela al mismo tiempo.
9) Buenos Muchachos - Vendrás a Verte Morir
De diferentes maneras, ese año fue marcado por los Buenos Muchachos. Fueron los responsables del primer show en vivo en Latinoamérica durante la pandemia, realizando nueve shows con entradas agotadas. Adaptados a la realidad y a los protocolos los Dos Dalton realizaron varios shows. Y por supuesto, la banda editó su noveno disco, Vendrás a Verte Morir.
Como contrapartida al cancionero 8, los Buenos crearon una pieza casi única, un clima permanente pero cambiante de belleza y oscuridad, de esas que permiten vislumbrar algunos elementos a la vez, hasta que te das de frente contra todo. Los instrumentos hacen lugar para un espacioso silencio.
Por momentos se escucha casi como una banda sonora de una película que te hacés en la cabeza (especialmente Hiedra de Tirso). Por otros como una poesía ambiental marcada por las diferentes voces/roles de Pedro Dalton y Marcelo Fernández.
Sin planearlo, Buenos Muchachos marcaron hitos en este 2020. Y en consonancia, hicieron un disco ideal para el ahora: detiene el tiempo, captura y obliga a una escucha completa.
8) AVR - Sankofa
“Mirar hacia atrás para ir hacia adelante”. Eso significa Sankofa en el dialecto ghanés Twi, y es el concepto que engloba el disco del primer álbum solista de AVR.
El rapero junto a Felipe Fuentes realizaron una profunda investigación musical y social, intentando reflejar el racismo y la discriminación, el candombe y el hip hop. Con los tambores y la voz de Ángela Álves como guía e hilo conductor, crearon una verdadera tesis que lo llevó a reconstruir sus raíces y dar con un gran hallazgo: en su árbol genealógico encontró a Juan Julio Arrascaeta, el primer poeta afro en ser publicado en Latinoamérica.
Dividido en dos lados, Sankofa comienza en el pasado, combinando el hip hop con el candombe y contando con las voces de Álves y Ruben Rada como los representantes de la sabiduría heredada. Del otro lado protagoniza el presente y el futuro, con un boom bap de banda y con los coros de Cecilia de los Santos. Y cerrando en un perfecto círculo, un instrumental poético con la participación de Hugo Fattoruso.
Poderoso, ambicioso y efectivo, Sankofa explota de riqueza musical, estribillos pegadizos y una conmovedora lírica.
7) Eli Almic - Días Así
“Escribir para salvarme. No descontrolarme / Desinflarme más bien comprenderme, amarme”. Así arranca No era una pavada, y parece ser además el motivo que encuentra Días Así, el segundo LP de Eli Almic.
Junto a Migue Nieto creó otro excelente e interpelante disco, que amplía su musicalidad, incluyendo trap y candombe, encontrando además nuevas formas de interpretar y diferentes flows. Todas esas Elis de la tapa aparecen en las canciones.
En sus letras adquiere una nueva profundidad sin perder el brillo en los ojos. Se muestra abierta, intentando reconciliarse. Exhibiendo sus reveses, poniéndole palabras a sentires más oscuros, haciendo un camino trabajoso hacia su interior y contando lo que encontró. En forma de versos y en prosa, en el outro Sin Pretensiones donde termina de dar forma a sus reflexiones.
Pero también destaca la hermandad femenina construyendo puentes y aguantando los espacios conquistados, compartiendo versos en canciones y creando diálogos entre artistas.
Días Así contiene multitudes.
6) Cielos de Plomo - Entre Luces
Entre Luces, el segundo disco de Cielos de Plomo comienza con una breve calma, de esas que preparan para un arranque en alta velocidad. Enseguida todo el alrededor se distorsiona y se transforma en coloridas manchas de luz, tal vez como las mismas que ilustran el arte del disco. Para cuando la voz de Fran Trujillo entra en escena, la vertiginosidad se detiene, y nos obliga a prestar atención a nuestro nuevo entorno, la melodía y la letra. Y eso que sucede apenas en los primeros segundos de este álbum es apenas el comienzo de un viaje vívido y emotivo.
Este disco redefine el sonido de la banda, incorporando un “maximalismo” que se contrapone a la formación reducida de su debut, Despedida. Esta expansividad que comenzó a nivel sonoro también se tradujo en la incorporación de más miembros: a Fran y Javier Cuadro se sumaron Leandro Dansilio, Lali Gaspari, Darío Barrios, Ignacio de los Campos y Gabriela Escobar, además de colaboradores e invitados.
Esa apertura acompaña cierta intimidad que se revela en las letras. Hacia el fin de la escucha –o la llegada a destino cuando termina este viaje–, lo que permanece en la retina o en la memoria es un dejo melancólico y sensible de recuerdos de la infancia e impresiones pasadas y presentes. Y por supuesto las canciones, que quedan rondando por los oídos y regresan cada tanto para recordarnos bellísimas melodías y letras conmovedoras.
5) Franny Glass - Canciones de Amor para el Fin del Mundo
“Todos los caminos me trajeron hasta aquí”, canta Gonzalo Deniz en el sexto disco de Franny Glass. Y si bien no habla específicamente sobre su música y su trayectoria, la frase aplica. De un cantautor indie de canciones mínimas y un culto incipiente, creció para ser uno de los cantautores jóvenes más importantes del país (acá somos jóvenes hasta los 40 aparentemente).
Cada disco es un desafío compositivo superado. Sea crear las canciones más pop de su repertorio; romper definitivamente con las estructuras heredadas; o como en Canciones de Amor para el Fin del Mundo: crear los temas más épicos, ricamente instrumentados y elegantemente interpretados.
Ese nombre tan 2020 engloba canciones ideadas desde la necesidad de capturar el misterio y la inocencia del amor, y desarrollar la composición de la canción romántica. Así se suceden tracks que tienen ese foco sí, pero también hablan de regresos, a los brazos de la persona amada (Las Luces), a casa con las manos vacías (Volver a Casa Solos); y al mismo tiempo, sobre la necesidad de no volver a aquel lugar (A Cualquier Parte, Por Favor). Y como siempre, hay ingenio y gracia en sus letras, en forma de guiños o detalles que son marca registrada Glass.
Sin la guitarra y junto a una banda ampliada, Gonzalo se puso aquí en el papel del cantante melódico internacional de antaño. Ese que canta con pasión hasta que el barco se hunde.
4) Eros White - Formula
Hace un tiempo atrás Eros White era el secreto mejor guardado del incipiente pop uruguayo. Pero en este insólito 2020 supo posicionarse como uno de los artistas del año. Y eso fue –en principio– gracias a Formula.
Su primer LP fue un álbum conceptual, que lleva hacia un mundo atemporal donde el capitalismo nos vende todas las soluciones a los pesares cotidianos. Su relación con la música y la industria musical atraviesan el disco, manifestándose como la peor de las drogas, mientras los hits pop son los vehículos para controlarte la mente y los falsos dioses televisivos son adorados.
Lady Gaga, Kanye West, un toque de Daft Punk y house; todos son ingredientes de esta fórmula comprobada y demostrada. Tanto que se ubica como una las mejores producciones del pop uruguayo.
Con Formula perfectamente podría haber seguido durante todo el año pero no, no paró. Como buen ícono de estos tiempos, siguió editando y perfeccionando sus canciones. Por primera vez se lanzó a cantar en español con Intenciones (Hoy) y siguió con La Ola. Hizo livestreams hablando sobre su música y la fórmula pop de otras estrellas (Dua Lipa, obvio), hizo presentaciones, covers, remixes y deconstrucciones.
Nos ofreció todas las razones para comprar todo lo que vendió.
3) Lila Tirando a Violeta - Limerencia
Cuarenteneando en su casa, rodeada de sus aparatos y sus gatitos que cada tanto encuentran la computadora en su camino, Lila editó el disco más íntimo y tal vez más notorio de su carrera. Comisionado y editado por el sello mexicano N.A.A.F.I, Limerencia es un excelente y poderoso álbum que muestra a Lila en un extraño y nuevo lugar: la vulnerabilidad. Allí se hace escuchar y entender con una claridad que no aparecía en sus tantos trabajos anteriores. Deja entrar los sonidos que marcaron sus constantes visitas al hospital. Pero también hace bailar, con una mezcla de electrónica experimental y ritmos latinos (en especial reggaetón), que medios la han catalogado dentro del llamado “deconstructed club”, un subgénero que cuenta con aportes de SOPHIE, Arca y Aïsha Devi, pero también tiene a Lila y Lechuga Zafiro como grandes referentes.
En este sentido, el baile deconstruido corre a lo largo de los 8 tracks, creando trances reggeatoneros en Flores & el Mar, tecnos rotos casi eróticos en Noche Tótem, o momentos épicos percutivos como Dry Season; pero carga con un corazón que se desgarra en Lágrima Viva. En este track que adapta un poema de Oliverio Girondo e incorpora samples de su vida diaria ofrece un broche final no solo al disco sino a toda una etapa de Lila, marcada por sus problemas de salud y una necesidad de esconderse tras los aparatos y la producción. Lo que sigue sin dudas seguirá sorprendiendo.
Que es una de las artistas y productoras uruguayas más únicas y versátiles ya no es algo que sabían solo unos eruditos y seguidores internacionales. Con Limerencia ya no hay excusas para que su país la celebre.
2) Inés Errandonea - La Vida Real
Está en cuarentena e Inés Errandonea intenta abrazarse a sí misma. Intenta dos, tres, cinco, diez veces. Para el final del video de Anti Radar, logra que sus dedos medios se rocen alegremente. En ese visual dirigido por ella, Inés representa el tedio y la rutina del encierro, pero también evoca temas que se desarrollan luego en La Vida Real, su excelente disco debut.
Captura la belleza de la honestidad brutal, del enojo absoluto, de las miserias y los costados más oscuros que tenemos. Es mirarse de frente, sin tapujos, y a pesar de todo, poder abrazarse sentidamente. Es ser un saco de odio y una canción de amor; un grito colectivo de desesperación en un bosque; un cachete pegado contra el vidrio detrás del cual ves los días pasar; o una frutilla que hace las veces de lengua.
Grabado junto a Juanito el Cantor en Buenos Aires, crearon un álbum redondo, donde las canciones llevan las ornamentaciones justas para hacer lucir la interpretación y el contenido. Sea con coros como trompetas y solos de bajo y cencerro como en Círculo o como la brillante La Moneda, con el baterista Marcelo Von Schultz creando una percusión que afila el sonido y se desarma sobre la suavidad de unos violines.
La Vida Real se luce como la vida misma, en el equilibrio de los reveses y negatividades con la riqueza sonora, la gracia y la creatividad de sus letras.
1) Mariano Gallardo Pahlen - Los Sueños de los Otros
En los últimos años el nombre de Mariano Gallardo Pahlen ha aparecido dentro de la integración de bandas montevideanas como Algodón y Mountain Castles, acompañando al músico de jazz Antonino Restuccia o tocando junto a su hermano Rodrigo. Sin embargo, este año firmó por primera vez un álbum que no solo compuso y arregló, sino que decidió grabar casi todos los instrumentos y producirlo en solitario. Esto sin dudas puede ser una normalidad en los tiempos que corren, pero cuando se escucha Los Sueños de los Otros –su riqueza instrumental y sonora, los distintos momentos dentro de cada canción– se entiende que es un verdadero logro.
Criado en un vasto universo artístico que incluía a su abuelo compositor y director de orquestas, su madre coreógrafa y un hermano mayor músico, mucho cine y música permanentemente sonando, creó un disco debut que refleja una variedad de influencias que se combinan y se mezclan conformando una verdadera huella dactilar. Lo uruguayo representado en los tres mayores exponentes de la música popular: Jaime Roos, Eduardo Mateo y Ruben Rada; la influencia de Brasil en forma de bossa nova; la ineludible presencia de The Beatles; la música académica de herencia familiar; y por último la psicodelia pop presente en el indie montevideano actual. Sobre estos pilares sonoros Los Sueños de los Otros fue construyéndose con fineza, creatividad y sensibilidad, a partir del aprendizaje empírico y la experimentación, sumando partes, instrumentos y capas y capas de voces.
Las mañanas, la apertura de este opus, es una composición beatlesca basada en piano y completa con arreglos corales, un flügelhorn triunfal y un delicado clavicordio, hasta que un crujido distorsionado interrumpe la belleza matinal para introducir lo trágico de levantarse temprano. Lluvia es el siguiente momento cinematográfico del disco, con un piano que parece imitar el goteo brillante al ritmo de una leve guitarra y el detalle perfecto de una flauta dulce.
El tema que da nombre al disco e inicia la segunda parte de este álbum tras un intervalo musical, es además el más hitero: de una sutil bossa nova se transforma en un catártico estribillo que reclama una necesaria liberación de la indumentaria, el espíritu y la conversación. Y como si de lo más académico fuéramos a lo más popular, el tema que cierra el disco es Vagabundo Hi-Fi, el track más rockero de la decena. Aunque se trata de un rock que mantiene lo coral del disco, adquiere mayor magnitud gracias a su arreglo de vientos y se desintegra sutilmente para ofrecer un gran final.
Los Sueños de los Otros es un opus que sobresalió en este 2020 por su absoluta belleza, la opulencia musical de cada canción y las sutilezas que presenta a cada compás. Es así una extraordinaria carta de presentación y un excelente disco para un año que lo vimos pasar por la ventana.
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